Ðavid A. Osorio S

No respondería — cualquiera que defienda 'Justicia' y 'Paz' pero ataque el modelo de La Habana no está interesado realmente en la justicia, ni en la paz, ni siquiera en prevenir la impunidad. Alguien que compare así ambos procesos sólo está interesada en proteger a su amo mental, Álvaro Uribe Vélez. Y no voy a desperdiciar mi tiempo tratando de convencer a alguien que ha renunciado a la razón. Si se pudiera razonar con creyentes, ¡no serían creyentes!

Ahora bien, suponiendo que hubiera alguien legítimamente interesado en conocer las diferencias entre ambos procesos, y decidir cuál es el mejor, seguramente tendría una conversación parecida a lo que sigue.

Para decidir si un proceso es mejor que el otro, lo primero que uno tiene que hacer es decidir cuál es su idea de justicia.

Si alguien se adhiere a la noción feudal y troglodita de la justicia como un proceso retributivo, más parecido a lo que las sociedades modernas entienden por venganza, entonces posiblemente prefiera el proceso de 'Justicia' y 'Paz', en el que algunos cabecillas terroristas terminaron pagando penas privativas de la libertad en EEUU, por el pseudodelito de narcotráfico. Genera satisfacción pensar que una decena de terroristas se están pudriendo en una cárcel gringa... y luego uno cae en cuenta que fue por violar unas absurdas leyes puritanas de mierda que los gringos se han empeñado en hacer cumplir a rajatabla, pero que aquello de matar inocentes realmente quedó impune.

Si, por el contrario, uno tiene una noción de la justicia un poco más cercana al siglo 21, y comprende la justicia como un proceso *restaurativo*, que gira más en torno a las víctimas que a los victimarios, seguramente concluirá que La Habana fue mejor, o menos malo. Que las familias puedan saber si sus hijos viven o no, dónde fueron enterrados, y que su demás descendencia tiene la posibilidad de evitar terminar igual pesa más que ver a los victimarios pudriéndose en la cárcel (por muy satisfactorio que eso pueda ser).

Dicho lo cual: ninguno de los dos procesos (ni ningún aparato justicia en la historia de la *humanidad*) está completamente libre de impunidad. Quien pide eso de un proceso político es como si pidiera que llueva malteada de chocolate. Los sistemas de justicia pueden tratar de hacer este mundo un poco menos injusto, pero la impunidad cero está allá con los unicornios y los elfos, fuera del campo de lo posible.

Dos precisiones adicionales: 1) 'Justicia' y 'Paz' no preveía *ninguna* pena y fue la revisión de la Corte Constitucional la que les puso el corredor punitivo de ocho años; pero si por Uribe hubiera sido, los paramilitares habrían gozado de impunidad total.

2) Que las FFAA se puedan presentar a la JEP es un *premio*: cometer delitos en nombre de la sociedad civil debería ser castigado *más* severamente que la comisión de delitos por parte de civiles (Farc o AUC).

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No, no me he "sentido" discriminado. He *sido* discriminado. Por ejemplo, cuando la Policía me ha pedido que abandone conciertos cristianos pagados con recursos públicos. Tres ejemplos, de otros ámbitos:

Alguna vez, en una entrevista de trabajo para un canal de televisión en Bogotá un tipo que no tenía ni idea de lo que era el laicismo me hizo como siete preguntas sobre cuál era mi religión, hasta que dejó de últimas la de si era ateo — por supuesto fue de más preferible a menos preferible y, claro, no obtuve el puesto.

En la Universidad, también, un profesor cuya calidad ética siempre brilló por su ausencia, me pidió que hiciera una presentación sobre los principios de la Ilustración y antes de que empezara, me llamó aparte y me dijo que no usara la dirección de la clase para discriminar contra mis compañeros creyentes (?). Yo, miembro de la minoría más perseguida en la historia de la humanidad en mi salón de clase, advertido de no hacerle nada a mis compañeros suscritos a la ideología perseguidora. Por supuesto, el tipo no tiene el menor sentido de la ironía.

En los grupos de WhatsApp de la familia se acordó no hablar de política ni religión, pero a veces se les escapa el reenvío de esas absurdas cadenas, muchas de las cuales tienen mensajes religiosos, que la más de las veces exhiben algún tipo de superioridad moral de los creyentes; alguna vez al reclamar, un primo me salió con que yo podía omitir ese punto, que es como si yo les enviara mensajes en las que afirmo que soy mejor moralmente por no tener amigos imaginarios y luego les dijera que hicieran como si no lo hubiera enviado, que ignoraran los mensajes que los minimizaban.

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Pero no: en ningún caso he pensado "esto no me pasaría si no fuera ateo". Yo tengo derecho a no creer en amigos imaginarios sin que eso acarree consecuencias legales, jurídicas, laborales, académicas o familiares adversas; cuando uno es discriminado, el problema es *del discriminador*, y se puede meter su intolerancia por dónde le quepa, pero yo jamás voy a cuestionar mis convicciones sólo porque eso me haría la vida más fácil. Eso a la vez es ser cómplice de la discriminación.

Así que lo que he pensado es: "Esto no me pasaría si el sistema educativo no le hubiera fallado a esta criatura", y "Esto no me pasaría si esta persona no hubiera sido adoctrinada desde pequeña sin posibilidad de cuestionar", y "Esto no me pasaría si a este individuo le hubieran enseñado a respetar", y "Esto no me pasaría si la gente entendiera que cuando afirman que sin el zombie judío nada se puede o estupideces de similar calibre, básicamente están excluyendo de cualquier cosa a una buena porción de la humanidad, como si fuéramos inferiores".

Y no lo somos, y no merecemos ser tratados distinto. Por ser ateo no quiero que me traten como más que nadie, pero no voy a aceptar que me traten como si fuera menos.

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