¿qué opinion tienes del llamado "pink tax" que hace de los artículos pensados para el público femenino (por ejemplo cepillos de color rosa) más caros que los de los hombres, es una injusticia contra la mujer al afectarle su cartera en mayor medida por el mismo producto?
Creo que las mujeres tienen la suficiente agencia para comprar cepillos de dientes azules y pagar menos por estos, que comprar los cepillos más caros que están adornados con maripositas y escarcha.
No sé, como que tengo la radical idea de que las mujeres son seres humanos completos, con sus cerebros, para tomar sus propias decisiones; y que ser mujer no hace a nadie más proclive a caer en las maquinaciones de los departamentos de mercadotecnia, y que alguien tenga que venir y salvarlas, a las pobres damiselas en peligro, que se encuentran a la merced de la malvada ley de la oferta y la demanda, porque se hacen un manojo de nervios para tomar hasta la más elemental decisión económica.
Creo que si alguien está dispuesto a pagar más por la maquina de afeitar rosada que la —de otro modo igual— Gillette estándar, no hay una razón por la que se debería impedir, tal como no creo que se me esté discriminando ni oprimiendo cuando prefiero comprarle a mi celular una carcasa más costosa con un motivo de Lady Liberty besándose con Lady Justice que la simple y más económica carcasa negra o transparente, o cuando los católicos están dispuestos a pagar hasta diez veces más por el pescado en Semana 'Santa'.
Los seres humanos, todos, tenemos disposición a pagar más por ediciones especiales o con una estética un poco diferente o por productos que de algún otro modo tienen un significado más poderoso para nosotros que para otras personas. Salvo en casos puntuales (por ejemplo cuando hay abuso de posición dominante o se trata de medicamentos —en donde está de por medio la salud—), no creo que nadie tenga por qué decirle a los productores/vendedores que no pueden poner precios más altos a productos por los que algún nicho está dispuesto a pagar más.
Y no sé por qué el tamaño de los gametos implicaría algún tipo de excepción al párrafo anterior.
No sé, como que tengo la radical idea de que las mujeres son seres humanos completos, con sus cerebros, para tomar sus propias decisiones; y que ser mujer no hace a nadie más proclive a caer en las maquinaciones de los departamentos de mercadotecnia, y que alguien tenga que venir y salvarlas, a las pobres damiselas en peligro, que se encuentran a la merced de la malvada ley de la oferta y la demanda, porque se hacen un manojo de nervios para tomar hasta la más elemental decisión económica.
Creo que si alguien está dispuesto a pagar más por la maquina de afeitar rosada que la —de otro modo igual— Gillette estándar, no hay una razón por la que se debería impedir, tal como no creo que se me esté discriminando ni oprimiendo cuando prefiero comprarle a mi celular una carcasa más costosa con un motivo de Lady Liberty besándose con Lady Justice que la simple y más económica carcasa negra o transparente, o cuando los católicos están dispuestos a pagar hasta diez veces más por el pescado en Semana 'Santa'.
Los seres humanos, todos, tenemos disposición a pagar más por ediciones especiales o con una estética un poco diferente o por productos que de algún otro modo tienen un significado más poderoso para nosotros que para otras personas. Salvo en casos puntuales (por ejemplo cuando hay abuso de posición dominante o se trata de medicamentos —en donde está de por medio la salud—), no creo que nadie tenga por qué decirle a los productores/vendedores que no pueden poner precios más altos a productos por los que algún nicho está dispuesto a pagar más.
Y no sé por qué el tamaño de los gametos implicaría algún tipo de excepción al párrafo anterior.