Ðavid A. Osorio S

En general el matoneo me parece un asunto muy serio y delicado. Los colegios, universidades y algunas empresas tienen un problema muy grave y no parecen interesados en resolverlo.

Cuando es virtual es peor porque Internet ofrece anonimato y multiplicidad a quien está detrás de los ataques. Así que en muchos casos se trata de cobardes que ni siquiera son capaces de dar la cara mientras pretenden hacerle la vida imposible a su víctima. Vamos, que es un delito y uno muy grave. En las redes sociales se ha vuelto un fenómeno bastante típico matonear a alguien que dijo algo 'incorrecto' o tiene opiniones con las que gentuza con muchos seguidores no están de acuerdo y critican alarmados — enviando ejércitos de anónimos a acabarle la vida a una pobre persona por tener una opinión (que puede ser una opinión cretina, sí, pero nada justifica el matoneo).

Es el problema con los llamados Justicieros Sociales (SJW) hoy en día: quieren intimidar y censurar a todo el que no tenga opiniones suficientemente puras. Son Coreas del Norte del pensamiento (en la comunidad escéptica hay una muy grande que matonea a cualquiera que se aparte de lo que ellos entienden por feminismo: que las mujeres vayan en burkas, que odien el sexo y que invitarlas a un café sea considerado acoso; el sueño mojado de cualquier ayatolá, pues). Ya me he ganado a un par de estos enfermos por el sólo hecho de considerar que la autonomía sexual de las mujeres y la posibilidad de ir en bikinis y hacerse millonarias, o poder decidir si participan en una porno y que haya un contrato de por medio que les ampare ganarse la vida así (si es lo que les va) es un avance en materia de autonomía.

Es gente que ha olvidado —o nunca supo— que el fin no justifica los medios y que una idea por más noble que sea no puede ser defendida ni instaurada mediante el terror. (Volviendo al ejemplo anterior: gentuza que cree que Barbie causa problemas de autoestima y que se regodea cuando un hombre llora, es emasculado, le cortan el pene o simplemente sufre; para la muestra, la columnista del Guardian Jessica Valenti tiene una camisa con el estampado "Me baño en lágrimas de hombre" que porta con todo el orgullo de un intolerante.)

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Creo que votaré por el candidato Verde. Estaba entre Rodrigo Pardo y el Verde pero Pardo está haciendo todo lo posible para ganar el voto cristiano (desde salir en fotos con el hazmerreír de Bogotá, Marco Fidel Ramírez, hasta reunirse con el partido-iglesia Mira, que discrimina a los discapacitados) lo que, automáticamente, me dice que está vendiendo nuestras libertades individuales a cambio de votos (todo un liberal, ¿ehh?).

Y no es que Sanguino o de Roux no tengan planeado recortar nuestras libertades (ambos están a favor de alguna forma de Pico y Placa; Pardo también), pero al menos la ridiculez hippie todavía no es una religión debidamente constituida y formada.

Sé que no votaré ni por Clara López (quien era feliz decretando toques de queda y horarios para comprar cosas y le dio una buena tajada a los cristianos), ni por Pacho "electrocuto-a-los-estudiantes" Santos (cuyo partido tuvo su sede de campaña presidencial en ese nido de ratas de la Misión Carismática Internacional) ni, mucho menos, por cualquiera que sea el candidato petrista: si ya le entregaron casi toda la ciudad a la plaga del cristianismo evangélico, elegir al chalado pobresista sería premiar esa conducta y terminar de entregarles a los cristianos lo poco que todavía no se han robado (y si eso descalificó a Pardo como candidato, no tendría sentido premiar a quienes lo hicieron una vez en el cargo).

En últimas, supongo que en primera vuelta votaré Verde (o blanco, según como actúen los verdes), y en segunda hacer de tripas corazón y votar contra el peor (así es como se vota conscientemente en Colombia). Para eso, creo que el listado de candidato menos malo a peor va así -claro que estaría sujeto a cambios, según lo que ocurra de aquí al día de las votaciones-:

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-Candidato Verde (Sanguino o de Roux)

-Pardo

-Clara López - Candidato Progresista (Hollman Morris o María Mercedes Maldonado) [Progresistas y Polo son igual de sucios y antidemocráticos]

-Facho Santos

-Alianza de Perdedores Sedientos de Poder a Cualquier Precio (Peñalosa, Luna, Galán)

(Los conservadores se están dejando coquetear por estos dos últimos, lo que confirma la validez del orden de la lista.)

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Creo que la pregunta está mal formulada.

El medio ambiente siempre tiene futuro. Evocando a George Carlin, "el planeta ha pasado por terremotos, volcanes, la tectónica de placas, la deriva continental, las erupciones solares, manchas solares, tormentas magnéticas, la inversión magnética de los polos, cientos de miles de años de bombardeo de cometas y asteroides y meteoros, inundaciones en todo el mundo, maremotos, incendios en todo el mundo, la erosión, rayos cósmicos, las glaciaciones recurrentes". Hay que ser un tin arrogante para creer que nosotros vamos a acabar con todo el planeta o el medio ambiente.

Creer que el medio ambiente siempre fue como lo conocemos hoy en día (o que fue un Jardín del Edén que hemos contaminado sin parar) y pretender mantenerlo en un estado idílico sólo es una utopía bucólica, ignorante, contrailustrada y misántropa de personas que no han podido hacer caber en sus cabecitas que lo único constante es el cambio.

Para responder la pregunta, sí, el medio ambiente tiene futuro. Que ese futuro incluya las condiciones necesarias para que podamos vivir en él, depende exclusivamente de nosotros.

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Creo que al autor le faltaron datos en la relación costo-beneficio (y el resultado habría sido otro):

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- El "trabajo social" de las iglesias no es sino una excusa para evangelizar. Permitir que a las poblaciones más necesitadas se les refuerce el pensamiento mágico, la superstición, procesos de razonamiento defectuoso y la noción de un dios que dio a cada quien lo que se merece, sólo porque el Estado no tiene forma de garantizar un plato tres veces al día es una forma de perpetuar la pobreza. El trabajo social utilizado como zanahoria no es trabajo social, es chantaje y extorsión. Aprovecharse de que las personas no están alimentadas de manera óptima, de que han recibido una educación mediocre -si algo- y que por consiguiente no tienen los suficientes elementos de juicio para evaluar críticamente la propuesta sobre el amigo imaginario que el bellaco de turno que les lleva ropa, comida y medicina pretende meterles a cambio de esos 'favores' es una violación a los derechos fundamentales de la libertad de culto, religiosa y de conciencia.

- Permitir esta evangelización es un obstáculo para el progreso y desarrollo, ya que perpetúa la analfabetización y conductas discriminatorias, como lo son la homofobia y el machismo tan típicos del cristianismo, en zonas ya de por sí deprimidas. Como bien señalaba Christopher Hitchens, la única solución a la pobreza es permitir que las mujeres sean realmente dueñas de sus cuerpos: ¿cómo se supone que se logre eso si los cerdos están diciéndoles a cada ratico que por cualquier cosa se irán a esa cámara de tortura termodinámicamente imposible llamada Infierno que el súperamoroso dios tiene preparado para todo aquel que no lo ame de vuelta o que quiera ejercer sus libertades individuales?

- Otro hecho incómodo que el autor ignora olímpicamente es que ese trabajo social será usado como palanca, y se amenazará con dejar a una buena parte de la población sin sus servicios si el Estado no se acomoda a sus ridículos dogmas. Es lo que acaba de pasar con la eutanasia: la Iglesia amenazó con dejar sin servicio en sus hospitales a todo aquel que lo necesite sólo porque ya se reguló la eutanasia y ellos tendrán que aplicarla (eyy, las leyes son para todos, así es como funciona).
Un "servicio social" que es usado para poner en jaque la institucionalidad del país, amenazando con negación de servicios de salud, no es ningún servicio social. Es chantaje, hay que llamar las cosas por su nombre.

Yo pensaría que ninguna persona medianamente enterada de lo que son las trampas de la pobreza se pondría a apoyarlas de esta manera tan atroz. Y no puedo creer que un economista no sepa lo que son las trampas de la pobreza. Al parecer, yo me equivocaría.

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Lo dudo mucho. Probablemente si me lo presentan en un contexto en el que no se identifica como sacerdote, y me cae bien, consideraría que nos hiciéramos amigos, pero es probable que al enterarme cómo se gana la vida mantenga una sana y saludable distancia.

A diferencia de otros estafadores del tipo (como los pastores evangélicos, por ejemplo), los sacerdotes no sólo están promoviendo una sarta de mentiras, sino que además le responden moral y económicamente al Vaticano. Aunque con dificultad, podría llegar a ser amigo de un pastor no homofóbico y no machista que respete el Estado laico (que los hay) pero, por definición, al sacerdote ya le eligieron la postura desde que aspiró al cargo y su trabajo consiste en envenenar la sociedad con el fascismo de Roma.

Se me da fatal ser amigo de alguien cuyo puesto de trabajo se puede describir como "subalterno de una cúpula mafiosa, asesina y protectora de pederastas, empeñada en contaminar con sus dogmas la política pública de todos los pobres países que han sufrido la desgracia de tener en su territorio a alguno de sus portavoces o templos". Tampoco sería amigo de un sicario o un neonazi, pues.

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El acoso es el maltrato reiterado, verbal y/o físico. Si una mujer te pide que dejes de mirarla detenidamente, dedicarle canciones o decirle cuánto te gusta (o lo que te gustaría hacerle) tu comportamiento ya raya en el acoso.

No creo que mirar su minifalda, su escote, o su derrière sin causarle incomodidad sea acoso; así como no es acoso cuando las mujeres miran a los hombres sin que nos demos cuenta.

Claro, también depende en cierta medida de la susodicha: el umbral de lo que cada una siente que es maltrato reiterado varía de mujer en mujer. Algunas no tienen problema con vestirse con más escote o yoga pants y hay otras que preferirían ir en burka antes de saber que un hombre las encuentra atractivas.

Es un espectro muy amplio y siempre depende tanto de quien admira como de quien recibe la 'admiración'. Yo no creo que los piropos sean acoso; sé que hay quienes meterían a la cárcel a todos los hombres que le silben a una mujer (nunca los he escuchado decir qué hacer cuando ellas nos silban a nosotros o nos gritan cosas en la calle; yo me mantengo: no es acoso); también se que existe aquella que demandó a un grupo de obreros porque no le dedicaron ni un suspiro cuando pasó por el sitio de construcción donde ellos estaban trabajando.

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Los admiro como magos, como escépticos y por su candidez (en la presentación de 'The Unbelievers', Penn respondió que lo único que se puede hacer con un familiar que te expresa su amor en términos religiosos es "dar amor de vuelta"; Teller dona a la caridad sumas poco despreciables). Ellos han tomado la batuta de Randi y han llevado el escepticismo a una mayor audiencia. Tener ocho años de "Penn & Teller: Bullshit!" no es hazaña sencilla.

Creo que Penn & Teller son la prueba viviente de que la derecha económica cuenta con personas decentes y valiosas.

Teller es menos vocal de sus posturas, por lo que no he tenido mucho la oportunidad de estar en desacuerdo; con Penn, por el contrario, ha habido posturas con las que he estado en desacuerdo y que, además, me han parecido ajenas a un libertario (por ejemplo, apoyar una app que bloqueaba el acceso a contenidos cristianos en Internet y apoyar una legislación -¡¡él, Penn Jillette!!- que prohíbe negarse a atender población LGBTI) y en un par de ocasiones me ha parecido un poco cobarde que se mordió la lengua y prefirió no opinar sobre el islam, como si él o su familia, viviendo en Nevada, tuvieran algo de qué preocuparse.

Como digo, salvo esos casos concretos y su libertarianismo económico, los considero personajes valiosos y de quienes he aprendido mucho.

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Comparto su desprecio por la clase política, la iglesia y la religión. Por lo general, cuando se refiere a estas, suele dar argumentos sólidos. Por ejemplo, su diatriba contra el proceso de 'paz' (en cuanto al proceso) fue tan acertada que todos los medios, que se han bebido el Kool-Aid de negociar con terroristas y de que este proceso traerá la paz (!), ripostaron sacándole trapitos al sol. Mejor dicho, lluvia de falacias ad hominem al no encontrar argumentos para defender la impostura de La Habana.

A pesar de que podemos coincidir ocasionalmente en esos temas, me cae como una patada en el hígado por su dignificación de la pederastia, su misantropía, su patético amor idealizado por los animales y, muy especialmente, su postura anticientífica que, básicamente, lo rebaja al nivel de todos esos intelectualoides de pacotilla a los que él ha criticado. Al respecto: http://de-avanzada.blogspot.com/2012/06/lo-que-no-soporto-de-fernando-vallejo.html

Poco después de su discurso sobre el proceso de 'paz', Klaus Ziegler y Antonio Vélez escribieron sendas columnas recordando, una vez más, estas imposturas intelectuales anticientíficas de Vallejo. Con ellas, el tipo ha hecho tanto daño como un cura.

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A mi Facultad no le gustará esto...

La Comunicación, al igual que un buen número de carreras de Humanidades, está empantanada y hundiéndose en ideología. Buena parte de las "teorías de la comunicación" no son más que ideología con algo de filosofía (y de la mala), y la academia no parece interesada en basar los postulados, la práctica y el crecimiento del campo de la Comunicación en el conocimiento fiable.

Lo peor de todo es que sí hay con qué hacer ciencia de la comunicación. Por ejemplo, todos los comunicadores y periodistas deberían saber que los mensajes subliminales no existen, eso tendría que hacer parte de Introducción a la Comunicación. Otro tanto ocurre con la detección de mentiras y las microexpesiones y la comunicación no verbal. Lo irónico es que la más odiada de las teorías de la comunicación, la aguja hipodérmica, es desbaratada con el más sencillo hecho biológico: que tenemos cerebro (y, por tanto, los medios no manipulan a las personas y los videojuegos no hacen más violento a nadie).

En vez de basarse en disciplinas con fundamento empírico como la neurociencia, la biología, o (parte de) la psicología, los 'estudios' en Comunicación consisten en cosas como contabilizar las veces que los periódicos nacionales asociaron a Piedad Córdoba con adjetivos negativos (!). Lo que les importa es denunciar al malo malote capitalismo con su consumo, la "disrupción de culturas", la "resignificación de términos" y otro montón de otras cosas que suenan chupiguay.

Mientras ellos se preocupan por la mala imagen que se le está haciendo a Boko Haram en la prensa, hay personas serias que entienden el lenguaje desde un punto de vista biológico, como un producto de la evolución genética y cultural. Como resultado de este enfoque, ahora se están proponiendo nuevas formas de analizar el lenguaje (en inglés, aunque supongo que las propuestas se hacen extensivas a todos los idiomas), y reformas en la sintaxis y la gramática, para hacer más fácil la comunicación, que haya entendimiento entre las personas y que estas puedan expresar más fácilmente sus ideas. Para la muestra, el libro 'The Sense of Style' de Steven Pinker, y la propuesta de una sintaxis basada en la atención por Edmund Blair: http://www.mind-consciousness-language.com/Attention%20Based%20Syntax.pdf

El desdén de las humanidades por la ciencia no es ajeno a la Comunicación. Pinker hace un llamado a terminar con ese desdén ( http://de-avanzada.blogspot.com/2013/08/Ciencia-no-enemiga-humanidades-Pinker.html ) y creo que la Comunicación puede ofrecer una oportunidad de exploración similar a la de otros campos en condiciones similares.

Curiosamente, este proceso traería consigo una actualización y mejoría de la comunicación, a manera de retroalimentación. Infortunadamente, no creo que haya la disposición para que esto ocurra pronto.

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