Buenas noches ¿Cual es su opinión acerca del #Gamergate?
Es el último ataque del marxismo cultural, esta vez contra la mundo de los videojuegos. No les bastó cargarse el movimiento ateo/escéptico organizado, así que tenían que ir por los gamers.
Ahora resulta que uno no puede invitar a un café a una mujer, ni sentir atracción física por mujeres con cuerpos voluptuosos porque es 'machista' y 'misógino'. Está uno luchando por los derechos a que aborten y que les paguen lo mismo la hora que a los hombres, pero la persona pública de quien hace eso debe ser humillada y exterminada porque su sistema de celo se activa al ver un bikini - ¡con dos cojones (que diga: ovarios)!.
Para completar, ellos insisten en que es culpa de los medios y que hay una cultura machista que se está enseñando y ni se molestan en presentar evidencia de eso. ¡Pero a quién le importa la evidencia! El que exija evidencia es un 'hiperescéptico' (?) y un 'machista'. Vamos de una vez a acabar con la presunción de inocencia y si les da por lanzar acusaciones gratuitas de violación contra alguien que les cae mal (llámese, ohh, no sé, Ben Radford, o Michael Shermer), pues que acaben en la picota pública. Y, claro, todo sea en nombre del 'bien mayor', porque todo el que se atreva siquiera a cuestionar los motivos, los medios o la ausencia de evidencia de estas posturas debe ser catalogado automáticamente como un 'machista y misógino', como alguien peligroso para la sociedad (y a nadie que le guste la ironía se le escapa el hecho de que esto lo dicen personas con la bajeza moral de esa psicópata que es Zoey Quinn, o de la matona de Anita Sarkeesian, quien considera legítimo que la industria de los videojuegos cambie sus contenidos no porque el mercado así lo decide sino porque es políticamente incorrecto y ella se siente ofendida porque Lara Croft sea millonaria, inteligente, recursiva y sexy - así que hagamos un boycott).
Y claro, Jennifer Lawrence establece parámetros de belleza que son imposibles para la mujer promedio, de la misma manera que Johnny Depp crea un estándar imposible para los hombres promedio. Pero es que ganarse la vida ofendiéndose con problemas del primer mundo es mucho más exigente y prioritario que acabar con la mutilación genital femenina o la noción islámica de que el testimonio de una mujer tiene la mitad del peso que el de un hombre, o la idea de que una mujer violada no es una víctima sino una delincuente.
Ahora resulta que uno no puede invitar a un café a una mujer, ni sentir atracción física por mujeres con cuerpos voluptuosos porque es 'machista' y 'misógino'. Está uno luchando por los derechos a que aborten y que les paguen lo mismo la hora que a los hombres, pero la persona pública de quien hace eso debe ser humillada y exterminada porque su sistema de celo se activa al ver un bikini - ¡con dos cojones (que diga: ovarios)!.
Para completar, ellos insisten en que es culpa de los medios y que hay una cultura machista que se está enseñando y ni se molestan en presentar evidencia de eso. ¡Pero a quién le importa la evidencia! El que exija evidencia es un 'hiperescéptico' (?) y un 'machista'. Vamos de una vez a acabar con la presunción de inocencia y si les da por lanzar acusaciones gratuitas de violación contra alguien que les cae mal (llámese, ohh, no sé, Ben Radford, o Michael Shermer), pues que acaben en la picota pública. Y, claro, todo sea en nombre del 'bien mayor', porque todo el que se atreva siquiera a cuestionar los motivos, los medios o la ausencia de evidencia de estas posturas debe ser catalogado automáticamente como un 'machista y misógino', como alguien peligroso para la sociedad (y a nadie que le guste la ironía se le escapa el hecho de que esto lo dicen personas con la bajeza moral de esa psicópata que es Zoey Quinn, o de la matona de Anita Sarkeesian, quien considera legítimo que la industria de los videojuegos cambie sus contenidos no porque el mercado así lo decide sino porque es políticamente incorrecto y ella se siente ofendida porque Lara Croft sea millonaria, inteligente, recursiva y sexy - así que hagamos un boycott).
Y claro, Jennifer Lawrence establece parámetros de belleza que son imposibles para la mujer promedio, de la misma manera que Johnny Depp crea un estándar imposible para los hombres promedio. Pero es que ganarse la vida ofendiéndose con problemas del primer mundo es mucho más exigente y prioritario que acabar con la mutilación genital femenina o la noción islámica de que el testimonio de una mujer tiene la mitad del peso que el de un hombre, o la idea de que una mujer violada no es una víctima sino una delincuente.
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Matt Azathoth